LA PIRÁMIDE DE LOS ALIMENTOS
Aprender enseñando en 3º de Infantil “B”Claudia Caminero y Marcos Lumbreras
Miércoles
30 de enero de 2019, 11:30 de la mañana. Nos disponíamos a llegar
apresuradamente a una de las clases más difíciles pero más bonitas de nuestras
vidas de estudiantes, esta vez, éramos nosotros dos quienes íbamos a dar, por
primera vez, una clase a los niños y niñas de 3º de Infantil.
Hacía
unos pocos años, habíamos sido nosotros los que habíamos estado en esas aulas y
los que habíamos estudiado lo que hoy les íbamos a enseñar a ellos, la pirámide
de los alimentos.
Todo
preparado, bolsas con los alimentos, la pirámide, el guión, el USB y con las
batas puestas bajamos corriendo suponiendo la impaciencia de los pequeños.
“Toc-Toc”,
llamamos a la puerta, abrimos y vemos que tienen toda la clase preparada para
nuestra llegada, estaban todos sentados, en silencio y habían escrito en letras
gigantes en la pizarra un “Bienvenidos mayores”, frase con la que nos
recibieron saltando y gritando, todo un espectáculo. Los dos nos miramos y
entramos con la confianza de que todo iba a ir bien.
Pusimos
el pincho en el ordenador, encendimos la pizarra y una vez abierto el
PowerPoint les explicamos qué era lo que íbamos a ver en la clase.
Todos
estaban muy ilusionados y respetaron el turno de palabra, el silencio y las
preguntas que les hacíamos mejor que muchos de los “más mayores” del colegio.
Se notaba que querían estar participativos y que les felicitáramos al final de
la clase.
En
la presentación incluimos muchos juegos de alimentos en los que les hicimos
preguntas que ellos respondían rápidamente y muy bien, por cierto. Una vez que acabamos con la explicación y los juegos en la
pizarra, les dividimos en dos grupos, de 13 niños cada uno, les sentamos en dos
corros y jugamos un buen rato. El juego, consistía en hacerles probar comida
con los ojos vendados y ellos tenían que decir si les gustaba y si era sano, o
no… Como pudimos imaginar, lo que más les gustó a todos fueron las chuches, las
galletas y el chocolate, tanto, que aunque ellos mismos supieran que no debían
comerlo, no dejaban de pedirlo: “una más porfa, para mi hermanito y otra de
recuerdo”.
“Primero
tenéis que estar callados y sentados bien”, les respondíamos nosotros. Ellos
obedecían sin rechistar y así les dábamos más gominolas.
Comieron
casi todo, apenas dejaron sobras de nada.
Proseguimos
con la clase después de ese intenso parón. Ahora, con nuestra pirámide, la cual
habíamos dibujado, recortado y trabajado en casa, les hicimos reconocer
alimentos, también recortados que debían poner sobre ella, de forma que toda la
clase participó y todos acertaron a la primera, o casi.
Esta
actividad también se pasó muy, muy rápido, quedaban escasos 5 minutos y
decidimos ponerles un juego en la pizarra, en la que ellos debían decidir dónde
colocar los alimentos dentro de una pirámide virtual, todos salieron, algunos incluso
dos o tres veces y lo hicieron genial, sin duda alguna habían estado muy
atentos.
Oh-Oh,
debíamos irnos, la clase de matemáticas estaba a punto de empezar y no
queríamos llegar tarde. Los niños, nos pidieron un último favor, que nos
hiciéramos una foto con ellos y con la pirámide y así lo hicimos.
Cuando
nos vieron salir por la puerta estaban tremendamente tristes y no paraban de
darnos abrazos y las gracias de que les hubiéramos hecho la visita, su tutora,
Inma, también nos lo agradeció profundamente.
Desde
aquí, y antes de finalizar, les mandamos un besazo enorme a todos los niños y
niñas de 3º de Infantil B y a su tutora. ¡¡¡Muchas gracias por todo!!!
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